Ya está el sol dividiendo en dos el día
y herida de luz está la tierra
y a esa hora sin embargo, todavía,
frente a la copa de su melancolía
hay un bohemio trasnochado en la taberna
Alberto
Mastra: Harina amarga
Hemos englobado en el título de este trabajo, en particular
en la palabra “boliche” diversas realidades incluyendo fondines, bares,
cafetines, cantinas, figones, tabernas, almacenes y bodegones, y hasta
pulperías.
El diccionario lunfardo de todotango define “boliche” como:
(pop.) Casa donde se venden comestibles (TG.)// casa de
negocio al menudeo (TG.)// establecimiento comercial o industrial de poca
importancia, especialmente el que se dedica a la venta y consumo de bebidas y
comestibles, almacén y despacho de bebidas (AD)// local nocturno donde se
sirven bebidas alcohólicas/
Si bien hoy en día decir “boliche” sugiere lugar nocturno
bailable y de copas, no es esa la definición que le dieron y le damos aún los
tangueros.
Pongo en duda que exista alguna de las categorías que
englobamos en esa palabra en estado puro: cada una tiene una combinación
diferente de elementos.Todo depende del barrio, de la historia del lugar, de la
idiosincrasia de sus parroquianos. Una combinación representativa estaba en el
ambiente aquel del “guitarrero viejo, astroso y borracho, musiquero alterno de
almacén y bar”[1]
–en Uruguay quedan algunos sobre todo en el interior.
Buenos Aires conserva hoy –Montevideo en menor medida -por
amor a su memoria y con aprovechamiento turístico, lugares como ese que fueron
escenarios del origen del tango, de sus letras, lugar de encuentro de sus
poetas. Herederos de las pulperías de las orillas, con distintas mezclas en su
uso y en sus parroquianos: en algunos predomina el café y la charla, en otros
la comida más o menos grasosa, o la timba y el billar, o la música -siempre el
alcohol. Algunos cerca del puerto, otros en las avenidas o en los arrabales,
unos más bien mugrientos, otros finolis.
En Montevideo el legendario y hoy resucitado bar “El Hacha”
fue almacén y bar y fue cuna de la prosa de Julio César Puppo “El Hachero, en
que los orientales encontramos el aroma de los primeros tiempos del tango.El artículo de Alejandro Michelena sobre este
boliche, el más antiguo de Montevideo[2]
ilustra la evolución de los establecimientos de este tipo, de pulpería a
restaurante con show de tango. Otros que vienen a la mente son el legendario
Fun Fun[3]
Estos son ámbitos distintos al del cabaret, el otro
escenario de historias retratadas por el tango. Pero estos cafetines no estaban
lejos de los cabarets y de los teatros, y por sus mesas pasaron muchos de los
mismos personajes y artistas. Iban a comer allí después de las funciones. En
Montevideo, por ejemplo, después del Royal Pigall, el Tabarís, el Bataclán y el Scala, los
parroquianos y los músicos iban al Monterrey.
Álvaro Saralegui-Acuarela. Cafés Suizo y Monterrey
Aquí el link con el artículo completo en pdf.
[1] “Guitarrero viejo” , poema de Washington Benavides
musicalizado por Carlos Benavídes, interpretado entre otros por Alfredo
Zitarrosa.
[2]
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/michelena/almacen_y_bar_el_hacha.htm
[3]
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/michelena/fun_fun.htm
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