El mundo de las orillas en la encrucijada de dos siglos que
dio cuna al tango se sabe bien que recogió elementos de múltiples orígenes,
entre las cuales estaba ya en el territorio y marcó su permanencia la cultura
criolla que asociamos con el campo y con ese personaje mítico que fue el
gaucho. A este mundo que llamamos criollo se fue agregando luego los del
inmigrante; todos se reflejaron en las costumbres del arrabal y se extendieron
por las ciudades portuarias primero y luego por otras de la órbita rioplatense
y –con el tango- recorrieron el mundo. Conjuntamente con las costumbres se fue
amalgamando un lenguaje que contribuyó a forjar una identidad, parte notoria
del cual es el lunfardo, pero que va más allá, imbuyendo al habla popular. Y
como producto de ese crisol de lenguas, y también como su vehículo de
transmisión, la poesía popular y en particular la letra del tango jugaron su
papel.
Es en la orilla arrabalera que se cocina ese puchero, y
dentro de él nos proponemos seguir el hilo del lenguaje campero, criollo y/o
gauchesco que predominaba en el canto anterior –el que tan bien esgrimieron
Gardel, Razzano, Ignacio Corsini entre otros. Veremos entonces, comparando la
aparición de un repertorio de temas relacionados con el campo en un conjunto de
letras, cómo estos términos aparecen en composiciones de temática campera
–aunque muchos son tangos en su formato musical y se incorporan como tales al
repertorio de los cantores tangueros- y cómo también algunos de ellos,
integrados al habla popular -con valor metafórico muchas veces- y por intermedio
de ella a la letra de muchos tangos de los bien ciudadanos y arrabaleros.
Este trabajo no incluye antología de letras, que va por separado en la entrada siguiente.
Este es el link con el artículo entero en pdf.
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