Las letras tangueras suelen contar historias o describir ambientes. En ambos casos los hay de exteriores y de interiores. Sobre los interiores tenemos ya otros trabajos “Los tangos del conventillo” donde hay patios y también piezas, bulines y cotorros, “Los tangos del hogar” y “Los tangos del cabaret”. En exteriores están “Los tangos callejeros” y “Los tangos de los barrios”. Las casas, vistas desde adentro o desde afuera, distintas a los conventillos, merecen un trabajo aparte. Son, como las esquinas, los faroles, las plazas, parte del paisaje urbano y en particular del arrabal, objeto especial de la nostalgia tanguera del hogar y la inocencia.
Estudiamos en este trabajo la aparición de un conjunto de términos en un repertorio de 1263 tangos, valses y milongas, para definir un listado de letras del universo tanguero en las que tengan presencia importante las casas. Entre los términos que investigamos (los de interiores y los de exteriores) incluimos parrales, glicinas, malvones y rosales, fieles representantes de la añorada flora de patios, jardines y balcones. Por un análisis de otras flores y también jardines ver “Los tangos floridos”.
Patio en San Telmo
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