Es de Perogrullo decir que el tango tiene que ver con la música. En todo el
mundo se lo asocia fundamentalmente con el baile, y ahí está también la música. Ahora bien,
en el universo tanguero que analizo, que es el de la letra tanguera, siempre es
bueno mantener en mente que la letra no es la canción, sino una de sus caras, y
que la vivencia del que escucha está en su conjunción con la música. A veces es tan
buena la letra que se sostiene como poema independiente, a veces la letra
palidece ante la excelencia de una música, o en ocasiones intensifica su
sentido, pero es la unidad la que se recuerda, y generalmente, como lo decía
Idea Vilariño, es en la versión personal de algún intérprete u otro.
Estudiamos en este trabajo la aparición de 63
términos (ver sección “Vocabulario”) en
un repertorio de 1165 tangos, valses y milongas, para definir un listado de letras
en las que predomine la referencia a lo musical.
No incluimos el término “tango” como tal porque implicaría
un listado demasiado extenso. Tampoco incluimos “baile” (bailongo, etc.) porque
hay otro trabajo con ese tema. Aunque hay también otro trabajo sobre aves y
pájaros, en este incluimos los términos “calandria”, “jilguero” y “zorzal”
cuando están aplicados al canto de una persona.
No incluimos la palabra “tango” en el vocabulario a examinar
porque es omnipresente y abarca más que la música propiamente dicha.
Como complemento, hacemos
una comparación de la presencia de la música con los poetas del mundo del
lunfardo y sus contemporáneos...
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