¿Qué sabemos nosotros hoy de lo que eran los conventillos a
los que llegaron muchos de nuestros abuelos y bisabuelos? Pues sabemos sobre
todo lo que nos dicen las letras de los tangos.
Hay una letra, por ejemplo, “Tarde”, de Tagle Lara (autor de
“Puente Alsina”) que los describe desde afuera: “la noche destiñendo los viejos
conventillos”, como parte de ese paisaje del arrabal que existió, pero que en
su forma simbólica, y eso también a través de la letra del tango contemporánea
o posterior y teñida de nostalgia, forma parte de nuestro imaginario colectivo,
donde vemos así a los conventillos:
“Con
los pisos de ladrillo, minga de puerta cancel” (Ventanita de arrabal)
“Tu
cuna fue un conventillo/ alumbrao a kerosén” (Flor de fango)
“Con
los pisos de ladrillo, el aljibe y el parral” (Fangal)
“Un
patio de conventillo/ bajo la parra fulera” (Triste paica)
“El farolito
perdido,...y el conventillo florido saldrán del olvido” (El último guapo)
En cuanto a los personajes que habitan estas casas donde se
juntó tanta gente, son los del tango: taitas, minas, lavanderas, remendones,
comadres, pibes/botijas, canillitas, lustrabotas, cantores, papirusas, yiras,
cirujas, cafishios y el encargado. El escenario de trabajo de muchos de estos
era la calle, la de la esquina y el farol, pero cohabitaban en el conventillo y
allí seguramente jugaban roles diferentes entre sí, y quizás diferentes también
a los que jugaban cada uno de ellos en la calle. No es el ambiente del cabaret ni del
prostíbulo, ni del cuchillo (sólo ocasional) pero allí vivían y convivían los mismos
personajes...
Este es el link con el artículo completo que incluye un análisis del vocabulario y una antología
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