sábado, 24 de febrero de 2018

LOS TANGOS DEL LABURO


Trataremos de identificar y antologizar en este trabajo las letras de tangos y afines que hacen mención al mundo del trabajo, incluyendo primordialmente a aquéllos dedicados a oficios de las primeras décadas del siglo XX.

Para esto examinaremos la aparición de una serie de términos de ese universo  en una base de datos de 1163 letras de tangos, valses, milongas y canciones tangueras.

No incluímos ni a los chorros/caneros (ni pungas, ni mecheras) ni a los bailarines, ni a los músicos, ni a los cantores, ni a los poetas, ni a las cabareteras y afines, laburos también al fin, pero que examinaremos por separado en otros trabajos. Pero sí incluimos a los cafishios, porque ser fiolo no parece haber sido propiamente un delito sino una costumbre con mucho de oficio.

El laburo aparece en el conjunto de la letra del tango envuelto en un punto de vista moralista resumible como: “Levantate y andá a laburar” – muchas veces expresado por las mujeres de los sujetos, ostensiblemente en “Haragán”, más en serio en otros (“Farabute” de nuestro Casciani) y con impecable ironía en “Seguí mi consejo”, llegando hasta el fuerte moralismo amargo de Discepolo: “Da lo mismo el que labura noche y día como un buey...”

En el mundo de las orillas los laburantes, muchas veces inmigrantes que vivían en los conventillos, convivían inevitablemente entreverados con chorros, jugadores, cafiolos, cabareteras y malandras. Y se le planteaban, tanto a hombres como a mujeres, como alternativas la vida más o menos delictiva y la del trabajo.  Trabajo que, por otra parte, era mayoritariamente de oficios de pobres muchas veces para otros pobres, era “yugar” en duras condiciones – como lo es hoy aún para muchos, por otra parte. Pero las primeras décadas del siglo veían todavía jornadas de más de 8 horas, condiciones de explotación, locales insalubres que propiciaban la tuberculosis... y los que vinieron buscando la América pagaron duro derecho de piso. Así fue que trajeron con ellos, junto a la ética del trabajo, la lucha por los derechos obreros. Pero es sabido que la la letra del tango refleja menos las luchas colectivas que las peripecias más íntimas y personalizadas, desde la galería de personajes de Celedonio Esteban Flores en la década del 20 hasta la evocación de los oficios de arrabal de Homero Manzi en la del 40.

Es paradigmático “Paquetín paquetón” en que aparecen tres oficios con perspectivas reales e ideales: el del padre (zapatero), el del hijo (canillita) y el que sueñan ambos (jockey)...


Aquí el enlace con el artículo completo en pdf

https://drive.google.com/file/d/1kS8oYcJckMOHGfYXi8zWthKslIONefBb/view?usp=sharing


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