- "¡Este muchacho <Gardel> pinta el dolor callado de la madre que
sufre, con emoción tal, que conmueve de verdad!...". José Ortega y
Gasset
Dice José
Gobello: “Y por entonces
<1922> aparece también en el tango
el tema de la madre. Lo aporta el
sanfernandino Verminio Servetto en la letra que compone para “Madre”, con
música de Francisco Pracánico. Ya he
recordado alguna vez que este tema no es invento de los letristas, ni
constituye un fácil recurso emotivo, ni conlleva tampoco un golpe bajo aplicado
al auditorio. La madre, como último
refugio, como último puerto de la azarosa travesía de la vida, tiene
antecedentes en la literatura popular.
<…> No descarto, empero,
que el tema de la madre haya podido llegar al tango desde la canzoneta. <…> A partir del tango de Pracánico y Servetto la
madre es en el tango una invocación constante y encuentra posiblemente su
expresión más acendrada en el célebre apóstrofe de Discépolo, dirigido al café
de su barrio “Fuiste lo único en mi vida/ que se pareció a mi vieja” El café, en ese tango, es el símbolo de la
amistad que es <…> la gran pasión del porteño. Pero la amistad no iguala, en el tango, al
amor filial; apenas logra parecérsele.”
<…> La letra de tango,
cuando habla de la madre, se convierte en una endecha de amor filial. <…>
Y el amor filial es el otro gran valor moral que el tango canción, el denigrado
tango canción, exalta permanentemente.
Lo cierto es que una de las
claves permanentes de la letra del tango es la presencia de la figura de la
madre.
Este artículo no va acompañado de una antología como otros, quizás porque sería demasiado extensa...
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